Llegaste a mi estación una noche de invierno.
Llegaste bajo la lluvia, bajo la complicidad de la oscuridad que nos dio el,
¿Tomamos una copita más?
Te apeaste en el andén más próximo a mí.
Llegaste sin maletas; con tus miedos y la mirada de una niña revoltosa llena de vida.
Llegaste con la ilusión de algo nuevo por sentir, por descubrir.
Llegaste a mi casa. Correteando por las habitaciones las fuiste llenando, una a una, con tu presencia, con tu alegría, con tu olor…
Llegaste y decidiste quedarte aquí. Encendiste el fuego de este frío hogar y lo llenaste de calor, de color, de magia.
Y, poco a poco, aprendí a nadar en tu mirada hasta que me ahogué en el mar de tus ojos. Ojos profundos, tiernos, serenos,… cómplices. Mar imponente, inmenso.
Mar en el que cualquiera querría zambullirse para quedarse jugando con la suavidad de la espuma de sus olas. Mar que llena los sentidos hasta colmarlos.
Llegaste, y tu presencia me arrastró a ese mar de sensaciones que eres tú.
Tú, sincera, cómplice, generosa, crusquera, traviesa, fiel…tú.
Tu pelo revoltoso como tú. Tu piel suave y cálida como tu corazón.
Y por sentirte así, estoy orgulloso de poder decir que te quiero. De quererte de todas las formas que se puede querer a una persona:
Te quiero por dejarme soñar a tu lado, por tu magia.
Te quiero por tu generosidad.
Te quiero por tu compañía.
Te quiero por tu cariño infinito.
Te quiero por ser el más fiel reflejo del amor.
Te quiero por tu amistad incondicional.
Te quiero por quererme como soy.
Te quiero por estar siempre a mi lado.
Te quiero por porque sin ti, no sería como soy.
Te quiero por todo lo que nos queda por compartir, por vivir.
Te quiero por el pasado, por el presente y el futuro.
TE QUIERO.
Llegaste bajo la lluvia, bajo la complicidad de la oscuridad que nos dio el,
¿Tomamos una copita más?
Te apeaste en el andén más próximo a mí.
Llegaste sin maletas; con tus miedos y la mirada de una niña revoltosa llena de vida.
Llegaste con la ilusión de algo nuevo por sentir, por descubrir.
Llegaste a mi casa. Correteando por las habitaciones las fuiste llenando, una a una, con tu presencia, con tu alegría, con tu olor…
Llegaste y decidiste quedarte aquí. Encendiste el fuego de este frío hogar y lo llenaste de calor, de color, de magia.
Y, poco a poco, aprendí a nadar en tu mirada hasta que me ahogué en el mar de tus ojos. Ojos profundos, tiernos, serenos,… cómplices. Mar imponente, inmenso.
Mar en el que cualquiera querría zambullirse para quedarse jugando con la suavidad de la espuma de sus olas. Mar que llena los sentidos hasta colmarlos.
Llegaste, y tu presencia me arrastró a ese mar de sensaciones que eres tú.
Tú, sincera, cómplice, generosa, crusquera, traviesa, fiel…tú.
Tu pelo revoltoso como tú. Tu piel suave y cálida como tu corazón.
Y por sentirte así, estoy orgulloso de poder decir que te quiero. De quererte de todas las formas que se puede querer a una persona:
Te quiero por dejarme soñar a tu lado, por tu magia.
Te quiero por tu generosidad.
Te quiero por tu compañía.
Te quiero por tu cariño infinito.
Te quiero por ser el más fiel reflejo del amor.
Te quiero por tu amistad incondicional.
Te quiero por quererme como soy.
Te quiero por estar siempre a mi lado.
Te quiero por porque sin ti, no sería como soy.
Te quiero por todo lo que nos queda por compartir, por vivir.
Te quiero por el pasado, por el presente y el futuro.
TE QUIERO.
8 comentarios:
Yo tambien te quiero, jejejeje. pero hablando de fútbol eh!!!
¿Quien es la agraciada?
Ella lo sabe..
Qué tierno!!! no sabía yo esa faceta tuya.
Por cierto, hablando de gente tierna, ya están los animales de tu pueblo en plena fiebre sanjuanera, les vas a dejar solos?
Por cierto, soy Carmen, no un anónimo
Besines
Joder Oscar, conocía tu faceta romántica, pero me has dejado...(espera, que con las lágrimas no veo la pantalla)...alucinado
Es lo que tiene ser un espía...tengo que ocultar mi verdadera identidad "pa" salvar la vida. Tengo que dejarte, viene alguien...ay ay ay...
Gracias por expresar lo que sientes de esa forma tan bella.
Gracias por haberme permitido estar en tu castillo, convertido en palacio y en refugio.
Gracias por materializar el significado de la amistad generosa y sincera, bañada de la complicidad y el respeto que otorga el cariño.
Gracias por compartir conmigo este camino, que tantas vueltas ha dado, con sus subidas y bajadas, tranformándonos juntos o por separado pero siempre siendo bonito estar a tu lado.
Quisiera recordarte una carta en la que te decía que me gustaba ir caminando poco a poco a eso que llaman felicidad, y que había comprobado cuánto se aproximaba a ella el poder ser consciente de las personas especiales e importantes que hay en nuestras vidas, las que nos quieren de verdad y con las que con una sola mirada es suficiente para entenderse.
Gracias por quererme tan de verdad y caminar a mi lado.
Joder, ¡Qué envidia me dá! Yo quiero vivir algo así...¿Dónde puedo encontrarlo? (Una bloggera que no puede quitarse esta entrada de la cabeza).
Publicar un comentario